Martina y Pedro, de 7 y 5 años, tienen los mejores padres que alguien puede tener.
Su padre, llamado Francisco, es un abogado que trabaja todo el día, de hecho, muchas veces los fines de semanas le toca ir a defender casos, es por esto, que les dice a sus hijos frecuentemente que todo lo que hace, es con la finalidad de darles todo y más, esperando el agradecer de su sacrificio. A veces los niños lo hacen enojar, entendiéndose que llega cansado de su alta carga laboral, así que es correcto que les grite y los obligue a irse a dormir, siendo además, el único momento que tienen para compartir con él.
Otro día en esa semana, el padre acrecienta sus gestos de amor, y al ver la citación de la profesora de Martina, que no realizó la tarea, se estresa y toma a los niños de los brazos con mucha fuerza, con el objetivo de llevarlos a sentarse cada en sus escritorios a terminarlas. Pedro al principio le cuesta entender la situación, más si observa desde la ventana que es de noche, sin embargo le explica Francisco que dejarles marcado sus manos en el cuerpo, es solo un gesto de llamarles la atención por no ser responsables como él.
Su madre por otro lado, se llama Lucía, está con una gran depresión, pero ella al momento de hablar con los demás, siempre repite que no es un impedimento, es más, los niños son su motor para mejorar . Cuando llegan del colegio sus hijos, gritan un rato afuera de la casa, para que Lucia los reciba con todo el amor del mundo, si tienen suerte, les contesta el teléfono antes de que lleguen y los espera con su mejor desplante y simpatía, sobre todo a sus compañeros, provocando en mas de una ocasión, peleas de sus padres con ella, afuera de la casa.
Cuando los niños les piden comida, porque ya es de noche, Lucia los reta, de que lo único que hacen es pedirle y exigirle cosas, que nadie se pone en su lugar, que son unos desagradecidos del amor que les da, los niños ante esto, entienden la situación, les piden perdón y van a su dormitorio a dormir.
Hace un año que la madre duerme todo el día, los niños cada cierto rato, la van a visitar al living y preguntarle como está, no obstante ella nunca responde, solo se oyen ronquidos, balbuceos o si logran que responda, les grita que la dejen tranquila, que son un cacho en su vida y que lo único que deben hacer es estudiar y que ni eso saben hacerlo bien, por esto los niños pasan el mayor tiempo en su pieza, entendiendo que Lucia está cansada de hacer todo por ellos.
Martina cuando se dirige al baño, se pasea por el pasillo, ve que su madre para lo único que se levanta con ganas, es para tomar alguna botella de vidrio del refrigerador y gritarle que vaya a comprar pan para la once, dándole cada día diez mil pesos, que debe alcanzar para comprar copete, pan, queso y en los mejores ánimos, papas fritas con pollo.
Hay días en que Lucia está muy feliz, que al llegar los niños los abraza con mucho amor e intensidad, los invita a comer afuera, pollos con papas fritas en el local de la esquina, el de la señora Patricia, que ya los conocen de toda la vida. Martina agradece por la deliciosa comida de la vecina y por su preocupación constante, aconsejándoles que llamen a la abuela para que los cuide o si pasa algo terrible que la llamen a ella.
Su abuela, de parte de madre, los lleva siempre a salir, a tomar helado, al parque o al mall, y la madre ante esto, se queda feliz para hacer “sus cosas”. La abuela a menudo les aconseja que no deben estudiar tanto, que no les servirá para la vida adulta y que es la calle donde uno sabe. La abuela Tina está siempre fumando, con ella es quien tienen más confianza de conversar, cuando hablan de la madre, Tina les dice que ella desde que conoció a su padre, se convirtió en una llorona, malhumorada e incomprendida, que por eso esta bien que se medique y dejarla sola. En sus momentos de lucidez, le dicen a los niños que nunca se enamoran, porque cuando les pasen, sufrirán toda la vida.
Un día momento peak del amor, fue cuando la directora de la escuela acompañada una Asistente Social y psicóloga a la casa para entrevistar a los niños, ellos estaban asustados, mientras escuchaban gritar a su madre, la directora les aconsejaba que no pasaría nada malo, que tenían que responder a la tía lo que le pregunten, porque todos sus compañeros lo habían hecho. A las horas mas tarde, ellos con más calma se reunieron en la habitación con la psicóloga , y fue este el escrito las declaraciones de ellos frente al tema.
Ahora no saben bien qué hacer con esta situación, ya que sus padres no son considerados 100% aptos de hacerse cargo de sus hijos, hablarán con los demás familiares cercanos y comenzarán el proceso legal de la tuición de los niños.
Tina les comentó que sería lo más adecuado y sensato dentro de su lucidez que los niños fueran al SENAME, estarían con niños de su edad, los educarían, alimentarían y estarán acompañados.
Todavía están tratando de comunicarse con algún familiar de parte del padre de los niños.
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Moraleja: ¿Es necesario que vivan los niños así, con este tipo de padres? ¿Los hijos son la solución
de los problemas de pareja? ¿Por qué los niños deben lidiar con los problemas de los grandes?